A la Gio la conocí hace muchos años en la Mula, trabajando en la producción del programa 'conducta impropia' cuando él era del Presidente del Movimiento Homosexual de Lima, el MHOL. En ese entonces La Mula se construía con la colaboración de un grupo de reconocidos activistas comprometidos con los derechos humanos, que venía a 'salvar al periodismo' de las garras de la corrupción de los grupos de poder.
Desde la primera reunión para discutir la ruta de trabajo, sabia que trabajar con la Gio seria, por lo menos, interesante: "nos vamos a discutir la nota de esta semana al 240" me dijo. Yo no sabia qué era el 240, pensé que era un ONG y no pregunté para no quedar como desinformado.
Cuando llegamos a la calle Tarma en el centro de Lima, luego de pasar una puerta estrecha y subir las escaleras, sobre un mostrador, me pusieron una toalla una sandalias y una pequeña llave. El 240 era un sauna gay.
En sociedades como las nuestras, dominada por la culpa y el miedo de la religión, que condena juntar sexo y libertad en una misma oración, aún se necesita justificar el ejercicio de la sexualidad. El sexo es algo de lo que no se habla, sobretodo el sexo homosexual. De esta ausencia de discusión se derivan todo tipo de falacias y desinformación para deslegitimar las relaciones entre personas del mismo sexo y la relación con uno mismo. Incluso dentro de la comunidad queer, la lucha por los derechos ha sido mayormente heteronormativa y en nombre del amor, y no porque disfrutar de tu cuerpo sea un derecho innato.
La heteronormatividad ha encontrado su camino para reproducir el sistema de privilegios y discriminación en el corazón de la misma comunidad queer, abriendo paso también a otras taras del patriarcado como a la misoginia, el rechazo a la feminidad, esa homofobia internalizada que divide a los cabros entre masculinos y femeninos, y que nos esta costando la vida.
Si al tema de la masculinidad se suman las preexistentes desigualdades por raza y clase, los caminos hacia la inclusión se vuelven muy estrechos y solo una pequeña porción de la comunidad queer tiene acceso a derechos en este espectro, dejando a la gran mayoría fuera del margen de esa hipocresía llamada "lo socialmente correcto".
Esa pequeña porción con recursos para comprar sus derechos, muchas veces es el principal obstáculo para conquistar libertades en el Perú, porque la gobierna el miedo a perder los pocos privilegios que les permite el racismo y el clasismo, las migajas que les ha concedido la sociedad capitalista. Por eso a la Gio la criticaban, por revoltosa y escandalosa, porque nadie quería hablar ni del sida, ni de travestis, ni de cholos, porque orgullo es lo que más le falta a la comunidad LGBTIQ+ en el Perú .
Llevarme a un trocadero en nuestra primera reunión de trabajo era una manera de dejar clara su linea transgresora. Ibamos a producir un programa disidente. La Gio iba por la yugular, denunciar la pandemia del sida, la situación de las travestis trabajadoras sexuales del centro, la violencia de las autoridades, los crímenes de odio , la ley de identidad de genero, etc. La preocupación de la Gio estaba en las periferias, su posición era en el frente, abriendo trocha. Cuando me notó pensativo, me dijo "Qué? nunca has venido?, querrida bienvenida, familiarízate con las vivencias de tu público, de aquí nos vamos a Las Jarritas." me advirtió.
A casi diez años de esa conversación, la tarde de su funeral en enero de este año, me encontré con varios camarradas, con los que hemos marchado tantas veces hacia el congreso, Pao, Tito, Kaño, Gino. Nos reíamos entre lagrimas sabiendo que la Gio nos agarraría a cachetadas por estar llorando y no bailando con Rafaella Carrá en su funeral. La gorda ciertamente dejaría una gran vacío, sobre todo en las filas que empujan los derechos en el Perú.
La Gio era mas que una activista de derechos humanos, era una revolucionaria que no compraban ni con el cuento del matrimonio ni con ninguna otra píldora del patriarcado. A la Gio no la compraban con ningún privilegio que adormeciera la búsqueda por una libertad plena que llegue hasta esos márgenes donde la discriminación mata todos los días.
" Yo no creo que el camino sea el matrimonio, porque en ese momento si se aprueba una ley de matrimonio, la única diferencia va ser que cuando nos maten, llevemos un anillo de casados."
La Gio era incómoda para el patriarcado en todos sus niveles, y creo que ese será siempre su triunfo. Cuando Gio publicó esta linda foto de Alexander Caballero Díaz., recuerdo que escuché a una muy respetable periodista adjunta de La Mula, bromeando horrorizada: "qué escándalo, ha puesto esa foto en su perfil de Facebook, se pasa".
Una pregunta que daba vueltas en el funeral de la Gio era "Y ahora quién se va a mechar asi por nosotr@s?"... evidentemente la respuesta era 'nadie', porque esa trocha ya la abrió Gio, y si bien es cierto hay un largo camino que avanzar, con la Gio cubrimos buen trecho.
Hoy no hubo marcha del orgullo en Perú, por la pandemia, pero la batalla por conquistar derechos sigue cobrando vidas. No olvidemos que, mientras que algunos privilegiados podemos quedarnos en casa, muchas hermanas de la comunidad trans están sobreviviendo a duras penas.
A seis meses de la muerte del activista, periodista, pero sobre todo mi amigo, la camarrada Gio, hoy me tomé el día para recordarlo a él, sus causas y su gran contribución. Gracias por tanto Gio! gracias por ser como eras, así de revoltosa!
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